viernes, 12 de diciembre de 2008

¿CUÁL CRISIS?

Dice Ortega y Gasset que la claridad es la cortesía del filósofo y que a los técnicos, en cambio, les encanta, como Hércules de feria, mostrar los bíceps de su tecnicismo. Lo dijo el filósofo español, porque es verdad y no es verdad porque lo haya dicho Ortega hace ya casi 80 años, es decir en 1929. Digo lo anterior, porque los técnicos en economía se hacen lenguas explicando que hay una crisis mundial, que ya viene la crisis, que no se pueden aumentar los salarios, porque van a quebrar las empresas, que hay que consumir lo menos posible, porque como en el manifiesto comunista un fantasma recorre el mundo. Y todos seguimos sin entender de lo que hablan y sin que aparezca a nuestra vista el fenómeno que se nos anuncia en lenguaje de Jeremías, el profeta.
La razón por la cual no entendemos no es sólo por la forma técnica como se nos explica, sino también porque lo que se nos anuncia lo estamos viviendo los países pobres desde que el mundo es mundo. Dicen que la crisis es financiera, es decir que no hay pisto, y eso para nosotros no es nada nuevo. Sin pisto nos criaron nuestros padres y sin pisto vamos a morir. Dicen que la crisis, además de financiera es económica, porque si no hay plata no hay inversión ni consumo y si no hay eso no hay producción y si no hay producción no hay comercio y si no hay comercio de exportación no hay dólares para pagar las importaciones. Todo eso es verdad, pero para nosotros no es nada nuevo.

¿Dónde está lo nuevo de la crisis? Pues que afecta a los países ricos donde se origina el problema y de paso agrava la crisis crónica de los países pobres. Eso no se puede negar, porque las economías nacionales ahora están amarradas unas con otras, es decir globalizadas, de manera que lo que pase en una de ellas, especialmente en los países ricos, afecta a todo el mundo. Tarde nos hemos dado cuenta que el mundo es un sistema de subsistemas y de subsistemitas igual que ocurre en la naturaleza como puede verse fácilmente en el cuerpo humano. Hay sistemas naturales, mecánicos y sociales. Si destruimos el bosque nos quedamos sin agua y alteramos el clima que a su vez altera el régimen de lluvias de las cuales depende la agricultura. Si le sacamos una bujía al motor del carro, ya no funciona con la fuerza que necesitamos. Si la gente deja de creer en las instituciones políticas y le vuelve la espalda a los procesos electorales, todo el sistema democrático se cae por su propio peso.

En lo económico ocurre lo mismo. Todos los procesos económicos descansan en el crédito, es decir en la creencia, en la confianza que todos tenemos en las personas, en los procesos, en las instituciones de las cuales depende nuestros bienestar y la seguridad de nuestros bienes. En las relaciones humanas y, consecuentemente las sociales, todas las crisis son crisis de confianza. ¿Hay crisis financiera porque despareció el dinero? No. Hay crisis porque los dueños del pisto ya no lo quieren arriesgar y prefieren mantenerlo inactivo, porque los bancos en quienes confiaron lo invirtieron mal y los mismos bancos se ponen chivas restringiendo los créditos y elevando los intereses. Como con la platita baila hasta el perro, resulta que si no circula dinero los consumidores compran menos con lo cual las economías de consumo como la de los gringos se viene abajo, porque se reduce la producción y de paso nos llevan de encuentro, porque dejan de comprar nuestros productos y se cancelan los puestos de trabajo de los cuales dependen también la capacidad de consumo y, en el caso nuestro, las remesas que son como el oxígeno de nuestra economía y de las cuales depende la reducción de la pobreza ( no de la paja que se habla en el nivel gubernamental).

¿Qué hacer? Pues lanzar más plata al mercado para que su circulación vuelva a activar la cadena que empieza por aumentar la capacidad de consumo en la gente (especialmente en los países ricos) que a su vez activa la producción (especialmente en los países pobres) y que a su vez activa el comercio que a su vez genera fuente de trabajo que a su vez aumenta la capacidad de consumo que a su vez…

¿Y quién puede lanzar plata si los ahorrantes desconfían de los bancos y los bancos de quienes solicitan créditos? Pues ese odiado aparato que cuando la economía anda bien ni productores ni consumidores quieren oír mencionar, porque todo es libre empresa, libre oferta y demanda, libre comercio, libre consumo porque cada quien reclama el derecho de hacer de su platita lo que le ronca la gana. Ese maldito aparato que los anarquistas quisieran ver destruido porque con su autoridad y sus leyes limita la libertad absoluta que consideran como el primer derecho del hombre, el mismo que los comunistas odian por considerarlo un aparato de opresión de una clase sobre otra mediante la propiedad privada, el mismo que los fascistas convierten en un dios para oprimir al ser humano en su nombre, el mismo…

Bueno el mismo, es decir el Estado. Esa estructura jurídico política que con el ser humano individual y la sociedad, es decir el tejido institucionalizado de relaciones, forma la trilogía de cuya interrelación depende que la vida humana sea un cielo o un infierno. Por eso los países ricos, incluida China que pronto será la primera potencia económica mundial, han dispuesto que el Estada lance cantidades pantaurélicas (¿se acuerda de Rabelais?) de dinero al mercado para rescatar empresas, activar el consumo, que a su vez activará la producción, que a su vez…(¡ qué jodo yo, verdad!)¿Y nuestra Honduras? Pues aquí donde la crisis es permanente y donde aún lo macro es micro, el Banco Central también ha lanzado dinero al mercado rebajando a cero el encaje y poniendo a disposición lo que puede. La receta es la misma, pero a nivel de Liliput y no de Pantaurel. Perdón por el bíceps.

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