Es una frase muy gráfica que usa el pueblo para indicar que alguien es terco, intransigente. Fulano cuando dice este macho es mi mula no hay quien lo haga cambiar. Los extremos siempre son incorrectos. Poco confiable es quien cambia de opinión con mucha facilidad como quien se aferra tercamente a una posición, auque sepa que está equivocado. Para el manejo de los conflictos interindividuales o sociales ambos comportamientos son perjudiciales.
La intransigencia ha impedido que se encuentre una solución a los problemas de la Universidad Nacional y lo que está pasando con la harto publicitada cuarta urna. Soy profesor de la UNAH y veo el daño que se está causando a los estudiantes y a los mismos docentes. Las autoridades universitarias fijaron una posición y en un mes no se han movido de la misma. No hay dinero, dicen y sabemos que es verdad, pero se puede diferir el pago del aumento que se acuerde en forma progresiva puesto que los docentes no están exigiendo el pago total y de inmediato. No negociaremos bajo presión, dicen, mientras la asociación de docentes no está segura de que se llegará a un acuerdo al bajar la presión.
El tiempo pasa. Es casi imposible recuperar el tiempo perdido. La mayoría de los profesores, en medio de la huelga, aplicamos exámenes con el contenido que se había podido desarrollar. No se puede tener a los estudiantes en forma indefinida en la incertidumbre. La medida anunciada de que sean los decanos con los jefes de departamento y los docentes quienes busquen las alternativas en cada caso nos parece correcta. En mis 46 años de docencia (17 como profesor por hora en la UNAH por falta de méritos para una reclasificación) siempre he pensado que no hay ningún motivo que justifique el abandono de las labores educativas, pero en situaciones como la que vivimos nos encontramos entre la espada y la pared, entre la solidaridad gremial y el cumplimiento de un deber de conciencia. Urge el abandono de las posiciones intransigentes y buscar un punto de encuentro que, reconociendo el derecho de los docentes, encuentre una salida negociada. Negociada con el método ganar-ganar y no con el tradicional de todo o nada.
Los de la cuarta desde Casa Presidencial han dicho también este macho es mi mula. Todo el que piensa o disiente de su intransigente posición es descalificado. La correlación de fuerzas les es desfavorable. Tienen los partidos, el Congreso, la Fiscalía, una parte de la empresa privada, el Tribunal Supremo Electoral, las Iglesias y la Procuraduría en contra, pero insisten en que la cuarta va. El ataque furibundo a la Procuradora General de la República fue injusto e injustificado. Abundaron las falacias contra una funcionaria y una dama que por muchas razones merece respeto.
Dijeron que la Procuradora había traicionado al gobierno y principalmente al Presidente que es su mandante, es decir quien le debe dar órdenes como si se tratara del ejercicio privado de la profesión del derecho.
La Procuradora, como otros funcionarios de alto nivel, es electa por el Congreso Nacional en el ejercicio de una de sus cuatro funciones, la función representativa. Y es así porque la Procuradora o quien desempeñe el cargo es el Abogado del Estado. Y aquí conviene aclararle a los de Casa Presidencial, que es el verdadero grupo de poder y no quines ellos señalan como tales, que Estado y gobierno no son lo mismo. Aunque el gobierno representa y actúa en nombre del Estado sus intereses pueden estar reñidos con el interés nacional y en este caso la Procuraduría debe ser fiel a los intereses del Estado, no del gobierno. El sofisma en contra de la Procuradora llego un poco más lejos al reducir el gobierno al Presidente e insinuar o decir claramente que la Procuradora, en este caso, es la abogada del Presidente y debe obedecer sus órdenes.
Nos hemos quedado sin Abogado, dicen los nuevos sofistas. La Procuraduría no es abogada del Presidente y menos de quienes desde casa presidencial dicen este macho es mi mula. Es abogado del Estado, cuyos cuatro elementos integrados en una unidad soberana son el territorio, la población, el orden jurídico y el poder público, estructurado en un sistema político permanente y representado por un grupo transitorio de personas electas por el pueblo para un período determinado y sometidas a la Constitución y a las leyes.
Eso lo sabe un estudiante de secundaria, especialmente quienes cursaron la clase de moral y cívica. El Presidente no es todo el gobierno y el gobierno no es el Estado, sino una parte del mismo en tanto y en cuanto mantenga sus actuaciones en el marco jurídico creado por el Estado y al cual deben someterse tanto gobernantes como gobernados si es que somos o queremos ser un Estado de Derecho. La Procuradora ha traicionado a su mandante, dijeron con una convicción digna de mejor causa. Al contrario, la Abogada Rosa América no es mandataria, y por lo tanto no debe recibir órdenes del grupo de la cuarta, sino que su mandante es el Estado y su mandato se encuentra en la Constitución y en la ley correspondiente.
Ponga los pies en la tierra doña Rixi. Usted, además de guapa, es inteligente y ha demostrado ser muy buena ejecutiva en la ENEE. Láncenos flores don Enrique, acuérdese de su padre que fue eminente profesor y decano de la Facultad de Derecho. Porque usted es inteligente, no crea que todos los gobernados somos estúpidos sólo porque no hablamos bajito y pausado. Qué mal se ve don Eduardo Enrique Reina como cuatrero (defensor de la cuarta), después de haberse desempeñado muy bien como Vicecanciller. Qué bien se ve Montoya con su habilidad habitual defendiendo la causa que le asignen. Nos recuerda al filósofo Carneades de la antigua Grecia. Qué bien. Este macho es mi mula.
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