viernes, 17 de octubre de 2008

CARRETERAS

Quería un titular que me permitiera referirme a varios temas al mismo tiempo y no encontré otro que el que usted ya leyó. Ya verá usted, por qué. Empecemos por el principio, como debe ser. Fueron los marxistas, cuando estaba de moda confesarse seguidor de don Carlos, el de la abundante barba para decirlo en el estilo de Homero, quienes nos enseñaron a diferenciar la infraestructura, de la estructura y la superestructura en forma escalonada de manera que la inferior sostiene a la superior. La primera se refiere a las obras físicas, las según a la economía y la superestructura a las diferentes formas de expresión cultural como la religión, la filosofía y la literatura que eran epifenómenos determinados por la estructura económica.


El Ministro de Soptravi de Honduras no cree en esas carajadas, porque no es ni ha sido nunca marxista. Cree, al contrario, que la estructura económica, puede sostenerse y desarrollarse en el aire. No hacen falta las carreteras. Las próximas cosechas de café y de granos básicos bajarán de las montañas transportadas por el viento o arrastradas por las abundantes aguas de los ríos que, de paso, han contribuido con el señor Ministro a destruir las vías terrestres de comunicación. Por más reclamos que llegan de los diferentes rumbos del país don Saro Bonano permanece en silencio. No abre la boca ni para lavarse los dientes. El único que habla es el Ministro Director del FHIS y Director del Fondo Vial., que es el mismo. Nos proporciona datos sobre la extensión de la carreteras, los costos de su reparación desde el relleno de un bache que cuesta si es pequeño 3000 lempiras hasta el costo total por kilómetro para terminar diciéndonos que no hay dinero suficiente para lo que se debe hacer, pese a los aportes del Fondo del Milenio.


Los carros de trabajo y hasta los de lujo que circulan sólo en calles pavimentadas cuando existían, se terminarán de destruir y ahora con la crisis financiera mundial, costará un ojo de la cara reponerlos no porque estén más caros sino porque ya no habrá financiamiento más que para las necesidades básicas. Supongo yo, por experiencia propia, que todos los productores del campo tendrán en la mente todo el día a don Saro y su distinguida familia, especialmente cuando el carro cargado hasta los topes se hunde en un zanjo hasta la cincha como se decía antes cuando todo se acarreaba a lomo de mula.


Con su visión humanista los gobiernos liberales se ocupan más del ser humano que de cuestiones de infraestructura, aunque Villeda Morales no descuidó ni una cosa ni la otra. Los gobiernos nacionalistas, con una visión más realista de los procesos económicos, le dan importancia a todo lo relacionado con la producción. Las carreteras recordarán con gratitud el gobierno de Callejas quien, quizá por hacer honor a su apellido, dejó en buen estado las calles, callejas y carreteras. Se destruyeron pronto, pero ese es el destino de las carreteras de Honduras, si es que para las obras materiales también existe el destino.


Parece que para la selección nacional la carretera al mundial de Sudáfrica también está llena de baches. Si no logra saltar el zanjo de México, también se quedará atollada hasta la cincha dejando cargado de ilusiones al pueblo hondureño, especialmente a ese amplio segmento que desayuna, almuerza y cena con fútbol y que pone tanta alma, vida y corazón en cada competencia que si lo mismo hiciera con la solución de los problemas de Honduras ya estaríamos al nivel de los países desarrollados del mundo o, por lo menos, de los menos subdesarrollados.


Las únicas carreteras que están como nalga de india son las que conducen al poder en las elecciones internas que se realizarán dentro de un mes, por lo menos para algunos precandidatos según dicen las famosas encuestas. La cosa está más clara en el Partido Nacional si hacemos abstracción de los partidos pequeños que no irán a elecciones internas y Licho, Ham y Aguilar tienen la candidatura como en la bolsa. Por lo que se ve don Mario Canahuati se quedará con las ganas de debatir al estilo de Cccain y Obama, porque don Pepe aprendió de memoria la lección de las elecciones internas con Miguel Pastor y no quiere caer en el mismo bache.


Entre los liberales, como de costumbre, las cosas están menos claras, aunque esta vez no van en competencia ocho corrientes como en las elecciones pasadas. Las encuestas dan como ganador a Elvin Santos, que legalmente no es candidato y como perdedor a Micheletti que sí es candidato. Se oye el rumor de una canción que habla de fraude , pero el Tribunal Supremo Electoral, el único tren que pita, aunque haya baches en la línea férrea, dice que todo está y estará en orden. Pues ojalá y Dios quiera, aunque Dios no participa en elecciones, porque sería muy desagradable ir a votar en las elecciones generales por candidatos que después nos digan sin ningún pudor que fueron producto de un fraude en las internas.


Las elecciones internas, para autoridades de los partidos y primarias para candidatos a cargos de elección en la estructura del Estado, fueron creadas para ponerle fin a la dedocracia , es decir a la vieja costumbre antidemocrática de que las cúpulas partidarias ( dos o tres personas porque los demás estaban de adorno) ponían de dedo a los candidatos de acuerdo a la cantidad de dinero que aportaban para la campaña. Aunque no podemos decir que el propósito se ha logrado, ahora se hace con menos descaro y la esperanza es que nuestros procesos democráticos vayan por carreteras mejor pavimentadas que las de don Saro Bonano y que yo, por andar hablando más de la cuenta, no tenga el camino pavimentado a Támara o, más seguro, a la casa por cárcel por pertenecer ya a la selección sub70.

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