sábado, 8 de noviembre de 2008

¿Se desprestigian o los desprestigian?

¿Se desprestigian o los desprestigian? La maravilla del idioma español, el idioma que se habla en el cielo y que tanto se destruye en Honduras, nos permite expresar ideas contrarias con sólo pasar el mismo verbo de intransitivo a transitivo. Los partidos políticos: ¿Se desprestigian a sí mismos o los desprestigian? Porque nadie duda que la política, los políticos como profesionales de esa noble actividad y los partidos como instrumentos de la misma se han desprestigiado en toda América Latina y no sé si en el mundo. Hay estudios que así lo dicen.


Aquí en Honduras es fácilmente comprobable. Bastó que en esta semana se insinuara desde casa presidencial como difícil la realización de las elecciones internas de los partidos y la atención a los damnificados para que se volviera a satanizar a los políticos por insistir en las elecciones en perjuicio supuestamente de la atención a los damnificados. El mismo pueblo en las consultas que se hicieron para aumentar la riqueza de una empresa privada de telecomunicaciones se inclinó fácilmente por la alternativa excluyente . Afortunadamente se aclaró a tiempo que el Ejecutivo nada más había hecho saber las dificultades que se habían creado a raíz de las lluvias a fin de que se tomaran en cuenta y todo con la mayor inocencia y la mejor voluntad según dicen . Se convocó a un diálogo al más alto nivel para acordar la forma en que sea posible atender la emergencia en sus aspectos estructurales y humanos al mismo tiempo que el proceso electoral que está ya a las puertas el cual, si fue un error anticiparlo por conveniencia de algunos, sería un mayor error postergarlo indefinidamente por conveniencia de otros o de los mismos que lo movieron primero. El resultado del diálogo fue una posición intermedia entre hacerlas elecciones en la fecha prevista o aplazarlas hasta febrero. Se realizarán el 30 de noviembre, 14 días después, es decir cuando todo esté como antes de las lluvias. La decisión queda en manos del Congreso Nacional.


Pero los partidos ( o partidas como dijo un chusco) : ¿Se desprestigian a sí mismo o los desprestigian? Pues en esto pasa quizá lo que le pasó a una indita de la montaña donde yo me crié. Se corrió el rumor de que se acostaba con el patrono y con el hijo del patrono cuando ambos en forma alternativa visitaban la propiedad para atender los negocios agrícolas. Cuando algún vecino, llevado por impulsos de orden moral, le reclamó a la Tive( Natividad se llamaba la indita) que por qué se había metido con el hijo si se sabía que le hacía las horas extras a su madre y esposa de su padre contestó en un lenguaje atropellado por la rapidez con que pronunciaba las palabras: pues él que me dijo y yo que le dije que sí.. Quiero decir con el símil que a los partidos los desprestigian, porque hay quienes lo quieren hacer y los partidos colaboran en que se haga. Hablo de los partidos no sólo como aparatos jurídico-institucionales, sino como organizaciones de ciudadanos para la participación política cuya imagen depende sobre todo de quienes los integran, de su valores, de su conducta y de su manera de actuar en el escenario político no sólo como simples ciudadanos sino posteriormente como representantes electos y como funcionarios públicos.


¿ Por qué permiten los partidos políticos que cualquiera los use como plataforma para lanzarse a la más alta magistratura de la nación sin tener méritos ni siquiera para alcanzar un puesto edilicio? De la noche a la mañana aparecen fulanos y zutanos sin que nadie sepa de dónde vienen a decirnos que nacieron para dirigir nuestros destinos como nación y los partidos, en nombre de una democracia reñida con la meritocracia , les abren paso y hasta los impulsan al logro de sus propósitos. Nadie duda que en el círculo de sus amistades esas personas puedan gozar de algún prestigio, el problema es que fuera de ese círculo nadie los conoce y si los ha oído mencionar no es por sus buenas acciones.


Hay otros que teniendo méritos no los expresan . Como me han asignado una clase de lógica jurídica y me he obligado a razonar lógicamente, traduzco a razonamientos deductivos algunos anuncios publicitarios: Todas las personas que tienen chocoyos son buenos legisladores, fulano tiene chocoyos, por lo tanto, fulano será buen legislador y hay que votar por él. Pero el de los chocoyos es un hombre inteligente y ha hecho un trabajo como diputado que bien podría exhibir para pedir que se le reelija de una forma más respetuosa para quienes lo eligieron la primera vez. Es un líder joven, hijo de un líder viejo de su partido.


Un ejemplo de otro partido para no parecer sectario: Honduras necesita un piquito para salir de sus problemas. A fulano le dicen piquito, por lo tanto hay que elegir a Piquito como Presidente. Algunos méritos a de tener Eduardo Maldonado para ofrecerse y haber logrado ser precandidato a la Presidencia como para que sus asesores echen mano del apodo cariñoso que le dicen sus amigos como tema central de su campaña. Lo mismo pasa con Nocheclarita. Otra distinguida dama, que no ha hecho mal trabajo, quiere que votemos por ella porque me llega y no por lo bueno que ha hecho como diputada, que indudablemente lo ha hecho. Al no partir de un análisis responsable de la realidad ni tener propuestas programáticas, los partidos dejan el espacio libre para que cada candidato diga lo que le dé la gana para promoverse y se echa mano de las técnicas de la publicidad comercial sin las adaptaciones a la publicidad política que promueve personas a los altos cargos públicos y no productos industriales para el mercado.


El populismo, que se fundamenta en una relación directa del líder providencial con la masa, se abre paso a costa del desprestigio de los partidos y los partidos le dicen que sí como la Tive Vásquez al hijo y al papá. Y así, ¿ Quién podrá defenderlos? Ni el Chapulín Colorado.

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